miércoles, 7 de noviembre de 2012

Células y tejidos

La célula, unidad de los seres vivos

La célula es una estructura compleja que se encuentra siempre formando parte de todos los seres vivos. Existen seres vivos formados por una única célula, los organismos unicelulares como los Moneras o los Protistas, mientras que otros tipos de organismos están formados por un gran número de ellas, incluso miles de millones; se trata de los organismos pluricelulares, que forman los otros tres reinos: Hongos, Plantas y Animales.

En todo caso, cada una de las células que forman un organismo tiene la capacidad de nutrirse, relacionarse con el entorno que la rodea y reproducirse, aunque en los organismos pluricelulares estas tres funciones se llevan a cabo coordinadamente con el resto de las células del organismo.  Debido a que reunen estas capacidades, y a que todos los seres vivos están formados por células, se considera que la célula es la unidad de estructura y función de todos los seres vivos, afirmación que se conoce con el nombre de Teoría Celular.

Las células que forman parte de nuestro organismo tienen las mismas características que el resto de las células animales, presentando todos los orgánulos típicos, excepto los flagelos, que solo aparecen en un tipo celular: los espermatozoides.
La estructura y función de los diferentes orgánulos celulares de los eucariotas se resumen en la siguiente imagen:
Lo que los biólogos ven

El tamaño de las células es demasiado pequeño como para poder observar las partes que las forman a simple vista, o incluso con un microscopio óptico. El mejor modo de observar las estructuras celulares es utilizando un microscopio electrónico, que permite observar los diferentes orgánulos celulares.

El microscopio electrónico nos proporciona imágenes en blanco y negro, en las que las zonas más oscuras corresponden a las estructuras más densas. En estas imágenes, las membranas celulares, las estructuras más claramente apreciables, se observan como líneas grises y los ribosomas como puntos oscuros.



Los tejidos

Tanto las plantas como los animales poseen células de distintos tipos, que realizan funciones especializadas en el organismo, aunque todas ellas poseen la misma información genética. La diferencia entre unas y otras se debe, exclusivamente, a que cada tipo celular utiliza solo una parte de todos los genes que posee, mientras que el resto está "inactivo".

Esta diferenciación celular se produce durante el desarrollo embrionario. En esta etapa, cuando las células se dividen van bloqueando algunos de los genes que poseen, de forma que sus descendientes solo pueden emplear los que la célula madre tenía activos. Dicho de otro modo, todas las células de un mismo tipo que hay en un organismo descienden de un antepasado común que se diferenció durante el desarrollo embrionario del individuo.

Esto hace que las células parecidas del organismo se encuentren, en general, próximas entre sí (aunque durante el desarrollo embrionario también se producen movimientos de las células), formando agrupaciones que se denominan tejidos.

En nuestro organismo existen cuatro grandes tipos de tejidos, que en mayor o menor medida están presentes en todos los órganos:
  • Los tejidos epiteliales tienen como función el recubrimiento de superficies.
  • Los tejidos conectivos o conjuntivos actúan como soporte de otros órganos o tejidos.
  • Los tejidos musculares permiten el movimiento de otras partes del organismo.
  • El tejido nervioso está especializado en la transmisión de información.
 Todos los tejidos epiteliales se apoyan en una capa no celular llamada membrana o lámina basal. Esto hace que sean tejidos polarizados: su parte basal es diferente a la parte más alejada de la lámina. Sus células están muy unidas entre sí, de modo que no dejan espacios entre ellas. Los epitelios no poseen vasos sanguíneos, sino que se nutren a través de la lámina basal de los capilares del tejido que está bajo ellos. Por último, los epitelios están en crecimiento y multiplicación continua, lo que les permite recuperarse del desgaste continuo que sufren.

Aparatos y sistemas

Los tejidos se agrupan en órganos, estructuras tridimensionales cada una de las cuales realiza una función concreta dentro del organismo, y los órganos, a su vez, se organizan formando aparatos y sistemas. Las diferencias entre estos dos conceptos, aparato y sistema, son sutiles, y poco importantes desde el punto de vista del funcionamiento del organismo. Se habla de sistema cuando en su estructura predomina un tipo de tejido, lo que no ocurre en el aparato. Por otra parte, se considera aparato cuando existe continuidad entre sus órganos, característica que no se da en los sistemas.

En el funcionamiento habitual del organismo, los diferentes aparatos y sistemas se coordinan y trabajan conjuntamente para realizar las grandes funciones de todos los seres vivos:

  • Funciones de nutrición:
    • Aparato digestivo: procesa los alimentos para aprovechar los nutrientes que contienen, y los absorben, transfiriéndolos al sistema circulatorio. Sus órganos son la boca, el esófago, el estómago, el intestino delgado y el intestino grueso, además de las glándulas anexas: salivares, páncreas e hígado.
    • Aparato respiratorio: absorbe el oxígeno del aire y lo hace pasar a la sangre, y recoge el dióxido de carbono del circulatorio para expulsarlo al exterior del organismo. Está formado por las fosas nasales, laringe, tráquea, bronquios y pulmones.
    • Sistema circulatorio: distribuye los nutrientes para hacerlos llegar a todas las células del organismo, y retira los residuos llevándolos hasta los órganos encargados de eliminarlos. También interviene en el mantenimiento del equilibrio del organismo (homeostasis). Sus elementos son el corazón, las arterias, las venas y los capilares.
    • Aparato excretor: expulsa al exterior del organismo los residuos disueltos que le llegan transportados por la sangre. Se compone de los riñones, los uréteres, la vejiga urinaria y la uretra.


  • Funciones de relación:
    • Sistema tegumentario: protege al organismo de infecciones y agresiones externas, regula la temperatura y recibe estímulos del exterior. Está formado por la piel, el pelo y las uñas.
    • Aparato locomotor: proporciona soporte al resto del cuerpo y hace posible el movimiento. Incluye los huesos, los músculos, los tendones y los ligamentos.
    • Sistema nervioso: recibe información del exterior y del interior del cuerpo, la procesa y dirige la respuesta adecuada, enviándola al resto del organismo. Incluye el cerebro, el cerebelo, el bulbo raquídeo, la médula espinal y los nervios periféricos.
    • Sistema endocrino: regula y controla las respuestas lentas y duraderas que el cuerpo da a cambios externos o internos. Incluye todas las glándulas endocrinas.
    • Sistema inmunitario: defiende al organismo de las infecciones provocadas por microorganismos. Incluye los órganos formadores de sangre, los ganglios y los vasos linfáticos.


  • Funciones de reproducción
    • Aparato reproductor: se encarga tanto de la producción de gametos como de favorecer el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios. Incluye las gónadas, órganos productores de gametos, que son los testículos en el varón y los ovarios en la mujer, las vías genitales y los órganos genitales externos.

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